Carmelopoli

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Quien tiene una hija

Ayé no estuve por asquí porque estuve de viaje. En concreto viajé hasta esa presiosa localidá de la provinsia de Cádi situada entre el Romerijo y el Carrefú: El Puerto de Santa Pryca, que disía el Libi. Como comprenderei, mi visita al Puerto no fue por propia voluntá. No es que a mi no me guste paseá entre langostino y gorrilla por la Ribera del Marisco (¿puede habé un nombre má bonito pa una calle?) sino que yo, lo de alejarme de Cádi lo llevo má malamente que Julián Muñó lo de la de las patilla. Fue una salida obligada y obligatoria, casi podríamo disí un secuetro intigao y organisao por mi Chari en colaborasión con la Vane.


Resulta que en la fiesta de mi cumpleaño de los otros día la Vane vino a felisitarme y a regalarme unos calsonsillo que fue lo que me trajo la joíaporculo. Totá, que mientra que yo cantaba y cantaba los pasodoble de las comparsas má mítica de los último dó siglo, mi Chari y la Vane le daban al palique con la atenta mirada del Pite que no entendía ná ni de lo que hablaban madre e hija ni de lo que cantábamo nosotro y sólo se dedicaba a comé, que el gachó se acabó comiendo hasta los hueso de la aseituna. Y porque lo pararon que si no se come también el cartonsillo de abajo de la tarta. Yo sabía que los americano comían porquería pero no que llegaba la cosa hasta ese nivé.

Totá, que en la conversasión entre la Vane y mi Chari se confabularon pa que fuéramo un diíta a visitarla a su casa de El Puerto y como ayé no teníamo ná que hasé y mi Sergio se queaba a almorsá en casa de la Bicho po mi Chari desidió que era el día. Yo me resistí y dije que no iba si no venía el Angelín, pa por lo meno distraerme durante el camino que es que a mi estos viaje me se hasen mu largo. Pero mi Chari se negó y dijo que iríamo por las buena o por las mala y como ya a mi lo de que me amarra y me saque tirándome de la oreja no me gusta, po desidí ir por las buena y sin el Angelín. 

- Carmelo, que tú ere su padre. 
- Eso porque lo dise tú, porque la niña no me se parese en ná.
- ¿Qué está dudando de mi?
- No, mujé, Dió me libre -reculé yo como el Catalán cuando fichó por el Aragón-. Yo lo que creo es que nos dieron el cambiaso.
- El cambiaso te tenía que habé dao yo a ti hase mucho tiempo.

Entre una cosa y otra nos montamo en el catamarán y yo no creo quehe pasao má frío en mi via. Y eso que ayé estaba el día bueno, pero aquello corriendo por ensima de las ola de la Bahía que las palomita no crusan por su vera por temó a sé arrollada y los barco mercante no les da tiempo a saludá de lo rápido que pasa, me dejó el cuerpo un poco cortao, pero peó me se quedó con lo que pasó despué.

Llegamo a casa la Vane siguiendo las indicasione que le había dao a mi Chari y despué de perderno lo meno sinco vese. "Meno má que vive en El Puerto, que si llega a irse a viví a Nueva Yó no la encotnramo", le dije yo a mi Chari la cuarta vé que pasamo por la puerta del mismo bá con el mismo carté de "Menú del Día 8 euro, 3 primero aelegí". Al finá llegamo a la casa a justo cuando entraba la Vane que venía del jinnasio. Eso ya me descompuso totalmente. Pero lo peó no es que fuera al jinnasio a hasé ejersisio y ya está, es que estaba trabajando dando clase de no sé qué pamp una cosa que es hasé movimiento con la música. ¡Qué vergüensa pa mi como padre gaditano vé que mi hija se gana el dinero sudando! De toas forma yo no quise disí ná ante la mirá asesina de mi Chari.

Eran casi las dó y estábamo allí pero yo no veía trasiego de plato en la cosina. "¿Esta gente nos dará de comé?", pensaba yo con la gusa ya retorsiéndose por mi estómago. A tó esto que el Pite dise "Yo ser hambre. Gou tu de bes restaurante in Vistahermosa to it". Yo me palpé el bolsillo de atrá de los pantalone como queriendo disí y la Vane que ya me conose dijo: "No te procupe, Carmelo, que pagamo nosotro. Que tenemo una cosa mu importante que disí". Sus cojone ahí el primo del Mojama y la Vane. Nos iban a invitá a almorsá en un restaurante de Vistahermosa. Supuse que sería el freidó del Paseo que está en la calle Brasí que es la que sale de la esquina de Vistahermosa. O el Fogón de Mariana que está allí mismo. O La Marea. 

Me se estaba hasiendo la boca agua pensando en el festín de arró con bogavante que me iba a dá en La Marea, pero el cojone en vé de tirá como pa Cádi cogió camino de Rota porque resulta que el Vistahermosa al que él se refería no es el edifisio asú endonde está los laboratorio de Lalleman en la avenida sino una espesie de barrio de gente pija que tienen en El Puerto. Y lo peó no era eso sino que el consesto de bes restaurante pal negro era el Burguer Kin. Era pa verno, mi Chari, la Vane, el sobrino de Emea con los colgante y yo en el Burguer Kin rodeao de niño de colegio de pago con coronita. Ya sabía yo de donde le venía el odio a la corona a Barroso.

Mi Chari me cogió del braso cuando estábamo entrando y me asvirtió. "Ni te se ocurra poné mala cara, Carmelo, que te conosco". Pero yo no pude resistírme a esbosá un poquito de asco en la mirá cuando vi el menú puesto en cartele en la paré. Ni un plato de tortillita de camarone. Ni una friturita de casón. Totá, que me pidí una hamburguesa de pollo que estaba má picante que la Barbara Rey (volviendo al tema de la monarquía), la Vane un rollo de pan mustio con lechuga, mi Chari otra hamburguesa alargá y el Pite medio Burguer Kin. Y no se comió al rey de las barba porque no salió por allí.

Lo peó, estaba por llegá. Y no me refiero al sabó del café que me pusieron en un vaso de papé. Resulta que en un momento cuando ya había meno niño en el Burguer Kin, la Vane le cogió de la mano al Pite, lo miró, nos miró y empesó a disí:

- Mamá, Carmelo. Pite y yo tenemo una cosa mu importante que disiro. Nuestra relasión marcha mu bien, estupendamente, diría yo porque somo una pareja tela de compenetrá. (La patá que me dio mi Chari por lo bajini impidió ningún comentario por mi parte). Bemo desidio dá un paso má en nuestra relasión, reforsá el compromiso que tenemo e inisia una nueva etapa con prespestiva de futuro...

Yo me temía lo peó. Se iban a casá. O aún peó estaba embarasá de un niño a lunare negro y blanco... Mis temore no se cumplieron, má bien fueron rebasao.

- Mamá... Carmelo... Vamo a pidí una hipoteca pa comprarno un piso.

El peó compromiso que se puede asquirí, el elemento que convierte una simple relasión en un vínculo casi indisoluble: una hipoteca. Y la Vane quería cometé un erró como ese. Pero la cosa no acababa asquí. Resulta que como los banco estaban como estaban po habían ido a pidirla y no se la daban y querían que nosotro les avaláramo con nuestro piso pa que le dieran el dinero. Hasta a mi Chari le paresió la idea descabellá.

- Pero si hase mu poco que os conosei.
- Omá. Yo estoy mu namorá. A mi Pite me ha llegao mu adentro.
- Ya me imagino, -matisé yo mientra que el Pite solo abria la boca pa jalarse un dulse con helao que acababa de pidí como si la cosa no fuera con él.
- Bueno Vanessa, tu padre y yo tenemo que pensarlo mu bien.
- Y consultarlo con nuestro asesó de finansa -dije yo pa prepará un culpable por si disíamo que no.
- Okey. Finansas buenas -dijo el Pite con la boca toavía manchá de helao blanco que paresía el culo una sebra.

Nos volvimo a Cádi otra vé en el catamarán prasticamente sin hablá, rumiando lo que había pasao en el Puerto y con la convisión de quien tiene una hija tiene un poblema. En nuestro caso económico. ¿Quién me mandará a mi salí de Cádi?

4 comentarios:

Gonzalo dijo...

Vaya marrón te ha caido Carmelo..

Bermauntier dijo...

No puedes salir de Cádiz que siempre te pasa algo malo.
Acabarás cediendo porque eres su padre, seguro que sí. Yo te comprendo.

Anónimo dijo...

hay hay hay Carmelo, esto se ve chungo, chungo. Y la familia del Petter no los puede avalar? La noruega

Anónimo dijo...

Si en algo tienes razón Carmelo es en eso del vínculo: lo que une una hipoteca no lo desata ni Dios.
Hace poco que volví de Cádiz y cada vez envidio más a los que, como tú, sólo salen de allí por asuntos de familia.
Saludos
La de la Fidelidá

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