Carmelopoli

lunes, 15 de junio de 2009

Tampoco es pa tanto

Salió el Corpu. Como tó los año desde hase unos poco, un domingo. Que ese es otro tema, que el Corpu salga en domingo. Con lo bonito que era el Corpu en jueve con su corrida de toro y, sobre tó, su jueve de fiesta, que en junio era sinónimo de puente, alegría y tó lo que conlleva un jueve de fiesta. Ahora ná má que lo disfrutan los de Graná y los miarma, como si el Corpu de ello fuera mejón que el nuestro, cuando tol mundo sabe que el mejón Corpu del mundo era y es el de Cádi.


A las onse y cuarto poco má o meno, salió de la Catedrá con sus niño de Comunión, su patrona y sus repostero. Un matí pa los ateo que en el único Dió en el que cren es en Mágico Gonsále, los repostero no son los que hasen los dulsesito del horno La Gloria sino las bandera que ponen en los balcone pa que paresca má bonito. Como lo de echá romero y tomillo en las calle que hase que las calle de Cádi parescan una olla de caracole, pero queda bonito, le da encanto a la cosa.

Me quedé hasta que vi salí la Custodia, que es la má alta de toa España entera y parte del estranjero, y salió, lo juro por el bigote de Carlo Ordoñe. Serían las dose meno cuarto y la Custodia salió, las campana repiqueteaban y yo me quedé má tranquilo. El Corpu estaba en la calle y sin poblema.

En la Caleta tampoco pasó ná del otro mundo, que también estuve allí pa asegurarme. Aquello era como un domingo cualquiera, de los bueno. Mucha gente, el levantito suavito, el mar como un plato, el agüita fresquita, las sombrilla, las silla, mi Chari y las amiga jugando al bingo. Lo de siempre, con un poco de nublao, pero lo de siempre. Ni siquiera nos han quitao la bandera asú, ni ná de eso. Tó como siempre. Maravilloso y perfesto.

Es que, por no cambiá, ni siquiera el tren de Madrí llegó ante, como habían prometio. Que digo yo que iguá alguien de los de renfe tendría que irse a su casa unos diíta, o a lo mejón pa siempre, por aquello de prometé que el tren iba a tardá meno y que, al finá, tardara lo mismo que siempre. Es como si yo le digo a mi Chari que me he preparao sicológicamente, que estoy listo y que esta noche vi a tardá ventisinco minuto y, al finá, como siempre, en minuto y medio ya he terminao. Te aseguro que mi Chari me sansiona sin clavá durante quinse o vente día. Pero ni eso pasó, ni lo de que yo tardara ventisinco minuto ni lo de que el tren tardara tré cuarto de hora meno. Que tardó lo mismo de siempre.

Yo no puedo asegurá que tó fuera iguá en Cádi, pero en su másima espresione tó se mantuvo por el estilo a como se mantiene tó los domingo de junio cualquiera. El Paseo Marítimo lleno gente, la heladería de la plasa mina con cola hasta el colegio arquitesto, la gente con dinero en El Faro, los gallego vendiendo pescaito frito a tutiplen en la calle Brasi y en la plasa las flore,...

La vida siguió en Cádi iguá, otro domingo má. A pesá de que el sábado por la noche los anónimo estuvieran tol día acordándose de nosotro, de nuestras respestiva familia y, en espesiá, de la mare del Cabaña,... Cádi no se hundió, no se abrió el suelo, no desaparesió la catedrá, no se inundó, no la sacudió un terremoto. Asquí sigue, a la verita del má, tan bonita y tan coqueta como siempre. Ha sobrevivio tré mil año de historia y, en comparasión, nueve mese en tré mil año, no son ná. Porque en junio asquí siguiremo. Por mucho que nos digan los anónimo.

1 comentario:

manolo rubiales dijo...

Como ateo que soy, por la gracia de dios, te agradezco la aclaración, que ya me estaba yo imaginando a unos gachone vestío de cocinero con sus bandejitas y sus servilletas, bajando por la catedrá.

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