Carmelopoli

martes, 1 de septiembre de 2009

Bendito sestiembre

Pipi pi pi. Pipi pi pi.


¿Qué hora es? Pero si no son más de las seis y cuarto. Me cago en la puta. Hace lo menos un mes que no escuchaba este sonido. ¿A esta hora están puestas las calles? Pues va a resultar que sí, que están puesta las calles y hasta hay coches y el metro funciona. Pero yo necesito cinco minutitos más, sólo cinco minutitos más...
Aunque ahora que lo pienso, como llegue tarde cualquiera escucha a mi jefe. El cabrón. Que yo sé que está deseando echarme. Y con la crisis y tal y como está la cosa, a vé dónde voy yo como me echen. Que ya sé que estaría bien, porque no vería más el careto del Martínez, el tío sieso, que está deseando que yo meta la pata para putearme. Chivato. Pero hay que aguantarse, hay que joderse que diría mi abuela, que con la hipoteca, a ver quién puede prescindir ahora de un sueldo. Que la cosa está muy achuchada, que yo he visto a gente chupando el plástico del pan bimbo.
Jajaja, chupando el plástico del pan bimbo. Que ángel tengo. Si es que yo sabía que todo el mes de agosto en Cádiz algo de arte se me tenía que pegar. No había más remedio.
Y lo bien que me lo he pasado. Porque es que este mes en Cádi ha sido totalmente maravilloso. Tantas actividades, tantas cosas que hacer. Un mes inolvidable de no parar. Los martes había Carnaval, a quince eurazos la cabeza, pero bien pagados que era de lujo. Los miércoles al castillo a ver la puesta de sol, que eso era gratuito y los jueves, a ver el flamenquito, otra vez soltando tela, pero valía la pena. Eso por no hablar de las celebraciones sin coste alguno para los turistas. Como el concierto de Bisbal, que hay que ver qué maravilla traer a Bisbal a cantar sin tener que pagar, que en cualquier otro sitio un concierto de esos te cuesto, como mínimo cincuenta euros. Ese y el de Carlos Baute, de Chambao, la barbacoa. Lo bien que me lo pasé en la barbacoa que no bebía tanto alcohol desde el día de la fiesta de fin de curso del instituto. Y el ambiente que había allí, que era estupendo, toda la gente cantando, saltando. Que alegría la gente de Cádiz.
Bueno, eso sin contar el día del carrusel de coros, con lo que me han gustao a mi de siempre los coros de las iglesias. Pues mejores todavía son los coros de Carnavales, con todos los componentes disfrazados y sudando como un pollo en el asador, porque los pobres pasaron más calor que una gasolinera en el Sajara. Pero allí estaban ellos, como auténticos profesionales, cantando a todos los turistas de Cádiz. Como yo. Porque es que pasar las vacasione en Cádiz es una maravilla. A mi me ha encantado, pero los niños se lo han pasado, de escándalo. Todo el día se han llevado en la playa, los hijos de su madre.
A todo esto, los niños. Que los tengo que despertar. ¿Qué hago con ellos? La muchacha que viene siempre a cuidarlos tiene hoy que echar los papeles para que le den la residencia. La residencia, como el hospital de Cádiz. Pero lo de Mary Gladis es la residencia para poder vivir aquí en España. Y mi suegra todavía está de vacaciones, la buena señora. Se va a salvar porque ella es la que ha pagado el apartamento en el Paseo Marítimo, que si no, me la traigo por los pelos a cuidar a los niños. Que es que no tiene alma de abuela.
Aunque la culpa de todo la tiene el gobierno. No se puede permitir que los colegio no empiecen hasta el quince de septiembre, que yo tengo que volver al trabajo y no tengo con quien dejar a los niño. Para mi que les voy a poner los dibujitos y que se apañen hasta que yo vuelva a las tres. A las tres o a las cinco, porque tengo que tener la mesa de papeles como las dunas de Cortadura. En donde se ponían la gente en cueras que ya no se puede poner. Que a mi me parece bien, porque yo me ponía a pasear por allí con los niños y si veían a una señora en cueras se revolucionaban como Cayo Lara con el Borbón. Y si lo que veíamos era a un gachó con la mandanga al aire la que me revolucionaba era yo, que hace mucho que no pillo. Que mi Arturo se arrima menos que Curro Romero. Con las ganas que yo tenía que me hubiera dado un buen revolcón una noche en el coche en Cortadura, en plan juvenil, pero el gachó no dejó el chiringuito ni para ir al bate. Si tiene en la palma de la mano tatuado al gordo del Gambrinus.
Hay que ver que cada cosa que pienso me viene a la cabeza Cádiz. Si es que me lo he pasao muy bien. Estupendamente. Maravillosamente. A ver si se mantiene y en el metro me veo algo que me recuerde a Cádiz y me haga más liviano el viaje. Porque ahora lo de meterse tres cuartos de hora en el metro tiene delito. Que yo se lo dije a Arturo, vamos a comprar un apartamento en el centro y me ligo las trompa, que en uno de trenta y cinco metros cabemos los dos perfectamente y así no viene tu madre de visita. Pero como él quería tener niños, pues al final un piso aquí en el extrarradio, que estamos casi más cerca de Toledo que de Madrid. Y ensima pagando treinta años de hipoteca. Menos mal que el Euribor ha bajado, no como el Cádiz que subió. ¿Ves? Otra vez pensando en Cádiz. Es que no se me quita de la cabesa. Ni falta que hace que así me hase más llevadero el uno de septiembre.
Uff, que pesadilla má mala. Estaba soñando que era una madrileña que tenía que volvé al trabajo hoy. Estos día son los que yo má me alegro de mi baja. Porque pa mi, hoy no se acaban mis vacasione. Se continúan indefinidamente Aunque siempre quiero tené un recuerdo pa tó los que han pasao sus vacasione en Cádi y hoy se reincorporan. A ello les dedico esta frase con mucho cariño:

¡A trabajá, que hay que levantá el paí!

Ademá, que alguien tiene que pagá los impuesto pa que me sigan dando a mi mi paguita. Yo prometo siguí escribiendo pos pa hasero má llevadera la vida lejo de Cádi.

6 comentarios:

Borja Cegato dijo...

Como lo sabe Carmelo bendito sestiembre, a partir de hoy se han quedao las calles vacías de coches y de miarmas, que tranquilidad picha.

Un saludo y buen pó, menos mal que era un sueño que si llega a sé verdad te quedeban once meses todavía pa volvé a Cádi.

Borja Cegato dijo...

Como lo sabe Carmelo bendito sestiembre, a partir de hoy se han quedao las calles vacías de coches y de miarmas, que tranquilidad picha.

Un saludo y buen pó, menos mal que era un sueño que si llega a sé verdad te quedeban once meses todavía pa volvé a Cádi.

Almudena dijo...

Gracias desde el corazón de Madrid por acercarnos a Cádi con cada post. Ya sabes que el mío, el corazón, me lo dejé allí. La putada es que el olor a Caleta, a buena gente, a risa y a saber vivir se quita con el primer atasco del curso...

Qué suerte la tuya, Carmelo, qué suerte, artista!

Anónimo dijo...

Un abrazo desde Oslo Carmelo y gracias por el post.

manolo rubiales dijo...

Po ahora es cuando yo voy pa Cái, cuando está más tranquilito, cuando las gaviota empiezan la reconquista de la playa y cuando no hay que cogé una pértiga pa llegá ar mostradó de un bá.
Ay, Cái, cómo te echo de meno, caraho...

Marisa Pérez Muñoz dijo...

¡¡Qué susto!! En las primeras líneas pensé que te había dado un yuyu (jeje), después estaba deseando llegar al desenlace para saber qué o quien te había escrito el pó, porque ese acento no es tuyo ni de coña.
¡Genial pó!

Besos.

Marisa

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