Carmelopoli

miércoles, 2 de septiembre de 2009

La dieta pensadora

Ira que yo llevaba casi una semana esquivándolo. No es difísi porque el gachó, con tó lo grande que es, po se le ve de lejo. Ademá, que con ese vosarrón que tiene, po aunque no lo vea de vení de cara, cuando se aserca por la espalda también te puede dá cuenta y quitarte del medio, ante de que lanse su ataque sobre ti.


Como el otro día, llegué yo al bá del Gordo, me pidí mi servesita fresquita resién tirá del barrí y, cuando estaba manchandome los labio de espuma (que bonita metáfora, cómo se nota que estoy escuchando el sedé de La milagrosa pa El Carnavá del Carmelo), justo en ese momento escuché esa vó profunda, como dicha desde adentro de una tinaja y me quité del medio lo má rápido que pude. Vamo, que sólo me dio tiempo de terminarme el bó y ni le pude pagá al Gordo ni ná, que no vea el cabreo que se cogió cuando volvi al día siguiente. No entendía que aquello había hecho una urgensia.

También es verdá que lo de La Caleta me favoresía un poco. Como yo sé endonde se pone porque la Caleta es como un colegio chino, tó organisaito y cá uno siempre en el mismo sitio. Por eso, como yo lo tenía localisao, po lo esquivaba, aunque pa eso tuviera que dá un rodeo como el que da el Catalán cuando se encuentra de frente a Martíne Are por San Fransisco. La calle, no la siudá americanaEn ese entorno no había peligro, pero como ayé la mañana se levantó oscurita como el futuro de Sapatero, po no tocaba irse a La Caleta sino que me fui a dá una vuelta y lo que yo no me esperaba es que, despué de comprarle un numberito a Cristóba en la esquina de la calle Nueva, me atacara por la espalda, aprovechando que yo había bajao la guardia y el contró como Juan Carlo el día que le robaron el pasodoble de los Veneno, que como tol mundo sabe, eso fue un tema que a Juan Carlo no le benefisió para nada.

Totá, que yendo pa San Juan de Dió, escuché mi nombre, "Carmelo", pero dicho como si él que estuviera llamándome se dirigiera a mi desde el fondo de las cueva de Maria Moco. No cabía duda, esos tono tan grave sólo los pueden alcansá él y Yoe Coker, el cantante ese tan bueno que le dio su nombre a una marca de perro y evidentemente el Yoe tenía que estar allí por su paí, en Colorado, serquita de Roche.

Ya cuando me puso la mano en el hombro, me di cuenta de que era él. Me quedé paralisao. Que no lo diga, que no lo diga, que no lo diga, resaba yo interiormente pa dentro de mi mismo, como uno del Opu en el sentro de Arganistán. Pero no sirvió de ná. Me miró de arriba abajo y me dijo: "Carmelo, que está echando má barriga que yo".

Las palabra de Faly me dejaron paralisao. Pero lo peó es que era verdá, que mi barrigón le ganaba por goleá a la tripa del Mosquera. ¿Que tenía que hasé? Me imaginé el futuro, adelgasando como un desesperao pa contrariá las palabra del Mosquera. Sin bebé servesa, ni cubata, aunque sean de Cocacola Sero. Tendría que dejá los frito y hasta las tortillita de camarone. A partí de ahora sólo podría comé lechuga, por la mañana sumito de pomelo, con lo chungo que sabe un sumo de pomelo y por las noche revuelto de aselga, que a mi las aselga me dan arcada como un discurso de Pilá Sánche.

Pero eso no era ná. Porqiue ademá tendría que hasé deporte. Comprarme una bisicleta de esa de montaña, con lo inúti que es una bisicleta de montaña en Cádi, que eo sirve pa ir por los carrile de monte y asquí lo má paresio que te puede encontrá es el adoquinao del Campo del Sú. O si no, a salí a corré por el Paseo Marítimo como si estuviera perdiendo el artobú y acabá tó sudao, con la cara má colorá que el rey Melchó de Cádi y sin podé respirá. Ademá, con lo malo que es el deporte, que ahora la gente la espicha hasiendo deporte má rápido que con la gripe cochina. O sea, que por adelgasá me iba a meté en unos riesgo grandísimo.

Pero estaba condenao. Me lo había dicho y yo no podía permití que mi Sergio tuviera que escuchá a un tío como ese disiéndole a su pare esas cosa. Sin en cambio, de repente me se ensendió una bombillita, pero de las de bajo consumo, que las otra ya estan prohibía como las bolsa del Carrefú, que a vé cómo saco yo ahora la basura. Totá, que con esa lusesita me di cuenta de un detalle. Mi Sergio no se estaba enterando de ná. Ademá, que a mi Sergio le da iguá que a mi me digan que tengo barriga porque, al fin y al cabo, es una verdá como Pau Gasó de grande.

Me libré. No tendría que adelgasá, ni hasé deporte ni ná. La maldisión de Faly Mosquera no caería sobre mi. No me vería afestao por la dieta de la pensadora. Asín que me giré y se lo dije: "Lleva rasón, picha. Pero con el trabajo que me ha costao consiguirla, no la vi a perdé ahora". Y me largué, dejando que el Mosquera buscara otra vístima pa su comentario, que pa mi que tiene partisipasione en el Naturjau. Ya verá como se encuentre con el Canijo y sus niña. No le rindo las ganansia al de Carmona. Aunque del de Carmona hablaremo mañana.

7 comentarios:

José Luis Bustelo dijo...

Jajajaja, qué maldá, que maldá. Las dietas que se toman algunos no son sólo de barriguita, ¿verdad Carmelo?. El Falla es mu buen Naturjau algunas veces pa que te des cuenta que has engordao demasiado.

Un saludo y viva la barriga.

Almudena dijo...

Carmelo, sólo de pensarlo se me ha puesto mal cuerpo!!

Besos, artistas!!!

Maruja dijo...

¡¡¡Dios Carmelo, toas las cosas que pasaron por tu cabeza en un momento!!!¡¡¡ por nadie pase... seguro que con el desgaste metal, adelgazaste por lo menos 20 gramos!!!¿pero por que te hacen sufrir de esa manera? Amos, no te procupes, que lo tuyo son gases provocados por las burbujtas y con cuatro peos lo arreglas ja ja ja ...digo yo.

Borja Cegato dijo...

Otra de dieta !no! Carmelo, que llevo cinco meses con ella y no conozco al Mosquera en persona.Además las dietas te ponen de mal humor y a tí no te convienen.

Un saludo Juan Carlo, digo Carmelo.

Carmelo dijo...

Don Bustelo, usté sabe como yo, que a alguno que otro le ha engordao su ego tanto que cuando mira pa abajo no se ve la picha. Quisá eso es lo que le confunde con la barriga, pero el ego es mucho má difísi de adelgasá. El ego puede llevá a confundí tanto que, en donde había un mojón, te haga vé lo má maravilloso del mundo, que hablá de la muerte sea alegre y que llamá cabrón y miserable a un presidente del Gobierno sea hasé crítica contrustiva. ANte que mi ego el desierto, despué de mi ego la nada. Son cosa del ego.

Almudena, a ti me parese que no te se ha puesto mal cuerpo nunca, que ná má que hay que verte la afoto esa.

Maruja, chocho, que mi mente no consume energía, es como un choe de eso híbrido, que me han esplicao a mi que está hecho despué de dejá una noche en un garage a un tuingo y una vaporeta.

Borja que no hago dieta, que no. Que a mi me da iguá lo que me diga el Mosquera, mi chiquillo y hasta Juan Carlo, que, por sierto, no sé qué tiene que vé en este pó. ¿Tú sí lo sabe?

Borja Cegato dijo...

Que guasa tienes Carmelo algo sé, lo que sí es verdad que hasta que no he leído el comentario que le has hecho al señor Bustelo no sabía por lo que iba el pó, las cosas que pasan por no haber estudiao, soy más de palaustre y mezcla.

Un saludo Carmelo.

Marisa Pérez Muñoz dijo...

No sabes cómo te entiendo, por eso te recomiendo leer en mi Blog "El rincón de mis poesías" esta que se titula "¿Que yo estoy gorda?... ¡¡¡Y tú puta!!!".
Te dejo el enlace.

http://el-rincon-de-mis-poesias.blogspot.com/2009/08/que-yo-estoy-gorda-y-tu-puta.html

Que te guste.

Besos.

Marisa

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