Carmelopoli

martes, 10 de noviembre de 2015

La rivera del líde (primera parte)

Estaba yo tan tranquilo en mi cueva cuando de repente llamaron a la puerta. "Carmelo, te buscan" fue el grito de mi Chari que lo mismo sirve pa cuando venga la pulisía a deternerme que cuando por fin dén los del Comando Miarma con mi casa. Me quité las lagaña y saqué la cabesa por el pasillo. En el umbral (buen escritó) de la puerta estaba el antiguo chófe de Nuestra Señora. "Tengo órdene de recogerte", me dijo.

Me vestí lo má rápido que pude con mis mejore gala (la camiseta del Cádi del asenso en Chapín y el chanda de tactel que mi Chari me compró por mi santo en el piojito) y me fui con él pensando si Nuestra Señora querría algo de mi. Aunque ahora que Nuestra Señora ya mandaba en la siudá meno que yo en mi casa, mestrañó. Me metí en el Peuyó. Si hubiera hecho un Passá no habría entrao porque desde que nos gobierna Kichín Salvochea yo me he vuelto superecologista. Al Gore a mi lao es un pirómano quemabosque. Joé, es hablá de Kichín Salvochea y venirse a la cabesa lo del pirómano. Paresco Fran.

- ¿Aónde vamo? -pregunté.
- A la Sona Franca. En la planta noble de Onda Cádi quieren hablá contigo.

Pa lo que ha quedao el chófe de Nuestra Señora, pa recogerme y llevarme a Sona Franca. "Es que tenía un hueco libre despué de recogé a dó pobre y llevarlo a Elcano", me dijo. Totá, que despué de crusá tó Cádi me dejó en la puerta de Onda Cádi. "Vaya despliegue de Mirian pa hablá cormigo", pensé. Llegué a la resesión de Onda Cádi.
- Soy...
- Carmelo de Cádi -me dijo la resesionista-. En la primera planta, en la puerta del fondo te esperan.

Es verdá esto de que me he convertio en una tuistar gaditana que me conosen en Onda Cádi. Subí las escalera, anduve (que bien conjugo los verbo, carajo) por el pasillo y llegué a la última puerta. Estaba encajá, lo que en el resto de la España antigua es entornada. Ya estaba yo un poco pitoso pensando en los dó beso que le iba a dá a Mirian y en que me iba a arrimá una mijita, tó lo que me permitiera ella, que yo soy un caballero, pero no el que jugaba en el Cádi y despué en el Córdoba sino uno de verdá, de eso que nunca haría nada que una mujé no quisiera y que, presisamente, por eso, nunca hase ná. Totá, que estaba yo en posisión de firme cuando golpé la puerta, abrí... Pero no era Mirian. Era la,  Siudadana presidenta.

- Hola Carmelo -me dijo-. Necesito tu ayuda.
- Perdone señora Siudadana. Pero yo no voy a comentá los pleno munisipale. Ante me ofresco a enseñarle a Martín Vila a cantá un cuplé -le interrumpí.
- No es eso, Carmelo. Es que hoy viene el líder y me ha pedido reunirse con alguien que le asesore para gaditanizar su discurso en la Fábrica de Tábaco. Y yo he pensao en ti. Un vehículo del Ayuntamiento te está esperando abajo para llevarte al Hotel Atlántico, si te parese bien.
- ¿Y si me parese mal? -le pregunté.
- No le puedes decir que no, al líder -me contestó.
- Po vale. Y dale recuerdo a tus Diego -me fui pensando en que no conosco a ni un Diego que no le haiga puesto Diego a su chiquillo. Pero ese es tema pa otro día.

Efestivamente, en la puerta de Onda Cádi había un vehículo del Ayuntamiento. En este caso un patinete de la Pulisía Munisipá. La vergüensa que pasé en ese patinete, agarrao al pitufo, crusando tol Paseo Marítimo, pa mi se quea. Y eso que yo de vergüensa ando má cortito que de dinero. Totá, que me bajé del patinete en la puerta del Hoté Aslántico con gana de conosé al líde.

Pero mi encuentro con el líde lo dejaré pa la segunda parte de esta historia.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Hombre Carmelo, Blogger no se cierra, pero por decir algo y salvaguardando las distancias pofavó, la presidenta también está para darle un par de besos

Anónimo dijo...

Raúl Junquera dise:

Po ná, yo no se de lo que habla Carmelo pero me parese mu bien tó lo que dise,

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